1º Bachillerato Anatomía aplicada UD 5 El aparato locomotor I. El sistema esquelético

 

El sistema esquelético está formado por los huesos, los cartílagos, los ligamentos y las articulaciones.

El esqueleto humano se divide en tres grandes regiones: la cabeza, el tronco y las extremidades.


El esqueleto de la cabeza, la columna vertebral y la caja torácica constituyen el esqueleto axial, y el esqueleto de las cinturas y las extremidades, el esqueleto apendicular.

1. Funciones del sistema esquelético

El sistema esquelético cumple las siguientes funciones:

a) Sostén o armazón de la estructura general del organismo, dado que forman la estructura interna que soporta el cuerpo y aloja los órganos blandos. Los huesos de las piernas sirven de pilares para soportar el tronco corporal cuando estamos de pie, y el tórax alberga todos los órganos de la caja torácica

b) Protección; protegen los tejidos u órganos blandos, como el encéfalo; las vértebras rodean a la médula espinal, y la caja torácica ayuda a proteger órganos vitales del tórax, como pulmones y corazón.

c) Movimiento; Realiza la función de palanca en los movimientos.


d) Almacenamiento de minerales; dado que los huesos contienen calcio y fósforo, en forma de carbonato y fosfato cálcico; por tanto, tiene un papel en la regulación homeostática de estos minerales (no olvidemos que el calcio realiza importantes funciones como la liberación de vesículas sinápticas en neuronas, la contracción muscular, la coagulación sanguínea o como catión que forma parte de algunas enzimas).

e) Formación de células sanguíneas; En la médula ósea roja, presente en algunos huesos, se produce la hematopoyesis, es decir, la formación de los glóbulos rojos, algunos glóbulos blancos y las plaquetas.

f) Almacenamiento de triglicéridos; La médula ósea amarilla o tuetano, presente en el canal central de los huesos largos, está formada por adipocitos, células que contienen grasa y que el organismo puede utilizar como reserva energética.

2. Composición y estructura de los huesos

Los huesos están constituidos por sustancias inorgánicas, como sales calcáreas, fosfatos, carbonato de calcio y agua, y sustancias orgánicas, como azúcares, colágeno y glicoproteínas.

Recordemos brevemente que el tejido óseo es un tipo de tejido conectivo formado por células muy separadas rodeado de grandes cantidades de una sustancia llamada matriz.

Las células óseas maduras son las que segregan la matriz, que contiene fibras de colágeno (proteicas) y sales minerales de calcio precipitadas (principalmente fosfato o hidroxiapatito y algo de carbonato de calcio). Las sales se depositan entre las fibras proteicas de colágeno mediante un proceso llamado calcificación o mineralización. Las sales minerales confieren dureza al hueso mientras que las fibras de colágeno le proporcionan flexibilidad, es decir su gran resistencia a la tracción.

La parte “viva” del tejido óseo la constituyen células de tres tipos diferentes:

a) Los osteocitos son las células óseas maduras y las células principales de tejido óseo.

b) Los osteoblastos son osteocitos jóvenes sin especializar.

c) Los osteoclastos, que derivan de glóbulos blancos de la sangre, sirven para destruir el tejido óseo viejo.

El hueso es un órgano vivo y dinámico que está constantemente remodelándose. La remodelación consiste en el reemplazo permanente del tejido óseo viejo por nuevo tejido óseo. El hueso viejo es destruido constantemente por los osteoclastos, mientras que el hueso nuevo lo construyen los osteoblastos. En un adulto en el plazo de 10 años se reemplaza todo el esqueleto. 

Su estructura muestra dos capas:

a) Hueso compacto; es una capa externa, dura y compacta, formada por células óseas y que posee una matriz proteica, dispuesta en laminillas que rodean los canales de Havers, diminutos conductos que contienen los vasos sanguíneos. Dentro de las laminillas hay pequeñas cavidades, ocupadas por células óseas.

hueso compacto

b) Hueso esponjoso; es la capa interna, rica en células óseas y que presenta cavidades ocupadas por vasos sanguíneos y grasa, que forman espacios ocupados por médula ósea roja.
hueso esponjoso

El periostio es una capa delgada y dura, que forma la cubierta externa de los huesos. La cavidad medular y los canales de Havers están cubiertos por el endostio, una envoltura fibrosa.

El endostio está activo cuando el hueso crece y cuando se realizan procesos de reparación. Suele ser una capa incompleta con el grosor de una célula. El endostio reviste todas las superficies internas, incluyendo los conductos vasculares y los espacios medulares. 



3. Formación de los huesos

Durante la gestación, el esqueleto del feto está formado por cartílago. La sustitución del cartílago por hueso, u osificación, se produce a partir del segundo mes de gestación. A medida que una persona crece, el tejido cartilaginoso es reemplazado de forma gradual por el tejido óseo.

En los huesos largos, entre las epífisis y la diáfisis se encuentra una fina lámina: el cartílago de crecimiento. Las células que constituyen esta lámina se dividen constantemente y depositan calcio en la matriz proteica del hueso. Los huesos crecen longitudinalmente hasta la edad de 20-25 años aproximadamente, cuando se produce la osificación total del cartílago y se alcanza la estatura máxima.



4. Tipos de huesos según su forma

A) Huesos planos; son huesos delgados con una gran superficie para la inserción de los músculos. Son las escapulas, el esternón, las costillas y los huesos del cráneo.

B) Huesos irregulares; tienen formas complejas y diferentes longitudes, como las vértebras, la mandíbula y algunos huesos del cráneo.

C) Huesos cortos; tienen forma cúbica y su longitud y ancho son similares. Son los huesos de la muñeca y el tobillo.

D) Huesos largos; son alargados y predomina la longitud sobre las otras dos dimensiones. Tienen un canal tubular central, la diáfisis, y dos extremos ensanchados, las epífisis. Son el húmero, el cúbito, el radio, el fémur, la tibia, el peroné y las falanges.

E) Huesos sesamoideos; son huesos pequeños que reciben este nombre porque tienen forma de una semilla de sésamo. Se desarrollan en el interior de tendones sometidos a una considerable fricción, como los de las palmas de las manos y las plantas de los pies.

5. El esqueleto de la cabeza

El esqueleto de la cabeza, que en ocasiones se denomina cráneo, está constituido por los huesos del cráneo o cavidad craneal (8), los huesos asociados (7) y los huesos de la cara (14).

5.1. Esqueleto del cráneo

El cráneo rodea y protege el encéfalo. Está compuesto por el hueso frontal, dos parietales, dos temporales, occipital, esfenoides, etmoides y los huesos wormianos, cuando están presentes. Los huesos encierran la cavidad craneal, un espacio lleno de líquido que amortigua y sostiene el encéfalo.

La parte externa del cráneo ofrece una amplia superficie para la inserción de los músculos que mueven la mandíbula y los ojos. El hueso occipital se articula con la primera vértebra, lo que da estabilidad a la posición del cráneo y a toda la columna vertebral.

a) Frontal; está situado en la frente. Su zona frontal acaba en los bordes supraorbitarios, que marcan los límites superiores de las órbitas, que protegen los globos oculares.

b) Parietales; forman parte de la cara superior y lateral del cráneo. En la superficie externa de cada uno se forman dos crestas, las líneas temporales superior e inferior, que sirven para la inserción del músculo encargado de cerrar la boca.

c) Temporales; forman parte de las paredes lateral e inferior del cráneo. Contribuyen a formar el arco cigomático de la mejilla; forman las articulaciones con la mandíbula y protegen el oído interno.

d) Occipital; está situado en la nuca. En la parte inferior presenta un agujero, el foramen magnun, por donde pasa la médula espinal. A los lados del agujero, dos cóndilos occipitales permiten la inserción del cráneo con la primera vértebra cervical, el atlas.

e) Esfenoides; situado en la base del cráneo, se articula con los de más huesos craneales. Tiene forma de murciélago con las alas extendidas, y una depresión de la parte central forma la silla turca, donde se aloja la hipófisis.

f) Etmoides; se sitúa en el fondo de las fosas nasales. Presenta una lámina vertical que separa las dos fosas nasales.


5.2. Huesos asociados al cráneo

Los huesos asociados son los huesos del oído y el hioides. Cada oído tiene tres pequeños huesos, llamados martillo, yunque y estribo, que vibran como respuesta a las ondas sonoras que llegan al tímpano e intervienen en la audición.

El hioides se localiza en el cuello, entre la mandíbula y la laringe. Es el único hueso que no está articulado con otros.

5.3. Esqueleto de la cara

Los huesos de la cara son:

a) Maxilares izquierdo y derecho; son los huesos más grandes de la cara y forman el maxilar superior.

b) Palatinos; tienen forma de L y forman la parte superior del paladar.

c) Huesos nasales; se articulan con el hueso frontal.

d) Cornetes nasales inferiores; son dos huesos, uno a cada lado del tabique nasal.

e) Huesos cigomáticos o malares; tienen una apófisis que, junto a la apófisis cigomática del temporal, forman el arco cigomático.

f) Huesos lacrimales; son los más pequeños del cráneo y están situados en la zona media de cada órbita.

g) Vómer; forma la parte inferior del tabique nasal. Se articula con los dos maxilares y los dos palatinos.

h) Mandíbula; forma todo el maxilar inferior. Se divide en un cuerpo central y una rama ascendente de la mandíbula. La porción alveolar de la mandíbula es una zona gruesa que contiene los alvéolos y las raíces de los dientes. 



5.4. Suturas, apófisis y fontanelas del cráneo

A) Los huesos del cráneo están unidos mediante tejido conjuntivo fibroso, formando suturas, que son articulaciones inmóviles. Las apófisis son partes salientes de los huesos, para la articulación con otros huesos o para la inserción de músculos.

B) Las fontanelas son bandas fibrosas de tejido que conectan los huesos del cráneo de los bebés y de los niños; facilitan que la cabeza del recién nacido se adapte al canal del parto y que, posteriormente, su cerebro tenga suficiente espacio para desarrollarse. Alrededor de los 4 años desaparecen y finaliza el crecimiento del cráneo. 


6. El esqueleto del tronco

El esqueleto del tronco está constituido por la columna vertebral y la caja torácica.

6.1. Columna vertebral

La columna vertebral o raquis está formada por 32 o 34 piezas óseas cortas y superpuestas, las vértebras. Se divide en cuatro regiones:

a) Región cervical; está ubicada en el cuello, entre la cabeza y el tórax. Contiene 7 vértebras; la primera, denominada atlas, tiene dos superficies para el apoyo de los cóndilos del hueso occipital. La segunda, denominada axis, tiene un saliente vertical que en caja en el atlas y actúa como eje para el giro de la cabeza.

b) Región dorsal; entre el cuello y la base del tórax, está formada por 12 vértebras que se articulan con las costillas.

c) Región lumbar; en la zona inferior de la espalda está formada por 5 vértebras, la quinta se articula con el sacro.

d) Región pélvica o sacrococcígea; es el extremo terminal y está formada por el sacro y el coxis. Al inicio del desarrollo, el sacro consta de cinco vértebras y el coxis se forma a partir de tres a cinco vértebras muy pequeñas. Posteriormente se fusionan dando lugar a los dos huesos, por lo que podemos decir que la columna vertebral de un adulto está formada por 26 huesos.



La columna vertebral tiene cuatro curvaturas: cervical, torácica, lumbar y sacrocoxígea, que le proporcionan resistencia y equilibrio.

Cada vértebra tiene las siguientes partes: cuerpo, apófisis espinosa, apófisis transversas y agujero vertebral o central, por don de pasa la médula espinal. Entre dos vértebras se delimitan los agujeros de conjunción, por los que salen los nervios raquídeos. Las vértebras están unidas por unas almohadillas cartilaginosas, los discos intervertebrales, que proporcionan amortiguamiento, y permiten ligeros movimientos vertebrales.






6.2. Caja torácica

La caja torácica está formada por las vértebras dorsales, el esternón y las costillas. El esternón y las costillas mantienen las paredes de la cavidad o caja torácica. Esta cavidad es estrecha en su parte superior, ancha en la inferior y algo aplanada en dirección anteroposterior.

La caja torácica tiene varias funciones: protege el corazón, los pulmones y otras estructuras de la cavidad torácica, y sirve como punto de inserción para los músculos implicados en la respiración, la colocación de la columna vertebral en su posición y el movimiento de la cintura escapular y de las extremidades superiores.

Las costillas son 12 pares de huesos alargados y planos, dispuestos en forma de arco entre la columna vertebral y el esternón. Se articulan en su extremo posterior con las vértebras torácicas correspondientes. Las costillas se dividen en:

a) Verdaderas; son las siete primeras y se denominan así debido a que se articulan con el esternón a través de sus respectivos cartílagos, denominados cartílagos costales.

b) Falsas; son las cinco últimas, que no están articuladas directamente con el esternón, sino mediante sus respectivos cartílagos unidos entre sí. De ellas, los pares undécimo y duodécimo tienen su extremo anterior libre y no entran en contacto con el esternón, por ello se denominan costillas flotantes.

El esternón es un hueso plano situado en la parte anterior de la pared torácica. Tiene tres componentes: una parte superior denominada manubrio, que se articula con las clavículas y con los cartílagos costales del primer par de costillas; un cuerpo, con forma de lengua, y una apófisis xifoides, parte más pequeña del esternón, que se fija a la cara inferior del cuerpo.



7. Esqueleto de las cinturas y las extremidades

El esqueleto humano presenta dos cinturas, la escapular, que contribuye a la articulación de las dos extremidades superiores, y la pélvica, a la articulación de las dos extremidades inferiores.

4.1. Cintura escapular

La cintura escapular forma el hombro y une las extremidades superiores al tronco. Está constituida por dos huesos:

a) Clavícula; es un hueso largo, con forma de S alargada, que se encuentra entre la escapula y el esternón, con los cuales se articula. Las dos clavículas están situadas a ambos lados de la columna vertebral y forman la parte superior de los hombros.

b) Escápula u omóplato; es un hueso plano, en forma de triángulo y ubicado en la parte posterior y superior del tórax. Se articula con el húmero por medio de una superficie cóncava, la cavidad glenoidea. En la parte posterior sobresale una superficie aplanada, denominada espina, y que termina en una apófisis voluminosa, el acromion, que se articula con la clavícula por medio de las carillas y, una cápsula articular y diversos ligamentos.

4.2. La extremidad superior

Regiones del esqueleto de las extremidades superiores: 

A) Brazos; abarcan desde el hombro hasta el codo. Están formados por el húmero, un hueso largo, con una cabeza redondeada, que se articula con la cavidad glenoidea de la escapula. El extremo inferior del húmero tiene una superficie articular, el cóndilo, por donde se articula con el radio; y tres prominencias: la tróclea, que se articula con el cúbito, el epicóndilo y la epitróclea, donde se fijan los ligamentos y los cartílagos que forman la articulación del codo.

B) Antebrazos; abarcan desde el codo hasta la muñeca y tienen dos huesos:

· El cúbito; es un hueso largo interno y más grueso en su extremo superior, que se extiende desde la parte de atrás del codo hasta la muñeca, de forma paralela al radio. Su extremo superior presenta un saliente, el olécranon, que forma la punta del codo, y una superficie curva interior, la cavidad sigmoidea, por la que se articula con el húmero. Su extremo inferior se articula con los huesos del carpo.

· El radio; es un hueso largo externo que forma el borde anterior del antebrazo. Su extremo inferior es más grueso que el superior, y se articula con el cúbito y con los huesos del carpo. Su extremo superior se articula con el cúbito y el húmero. El cúbito y el radio se articulan entre sí, tanto en el extremo superior como en el inferior, de forma que, cuando giramos la palma de la mano hacia arriba y hacia abajo, ambos huesos se cruzan

C) Muñeca y mano; la muñeca está formada por los ocho huesos del carpo. En la mano pueden diferenciarse el metacarpo (palma de la mano), formado por los cinco huesos metacarpianos, y las falanges (dedos), tres en cada dedo, excepto el pulgar que tiene dos. 

4.3. Cintura pélvica

La cintura pélvica o cadera es una cavidad que está formada por los huesos coxales, ubicados simétricamente con respecto a la columna vertebral.

Cada coxal está formado por tres huesos planos soldados entre sí: el ilion, el isquion y el pubis, que en su parte superior y hacia atrás se unen al sacro. Se unen entre sí por medio de la sínfisis púbica, ubicada en la parte inferior y hacia delante. Por medio de la cavidad cotiloidea o acetábulo, la cintura pélvica se articula con el fémur, y junto con el sacro y el coxis forman la pelvis

4.4. La extremidad inferior

El esqueleto de las extremidades inferiores presenta también tres regiones:

A) Muslos; el hueso del muslo es el fémur, el más largo del cuerpo humano. En la parte superior tiene una cabeza redonda que se articula con el acetábulo de la cintura pélvica. Los trocánteres son salientes que sirven de base de sustento para los músculos. En la parte inferior tiene dos cóndilos, que permiten la articulación de la rodilla, donde se encuentra la rótula, un hueso corto y aplanado

B) Piernas; están formadas por dos huesos:

· La tibia; es un hueso largo situado en la parte anterior e interna de la pierna. En su parte superior se articula con los cóndilos del fémur, formando la rodilla, y en su parte inferior se articula con el peroné y con el astrágalo, uno de los huesos del tarso, formando la articulación del tobillo.

· El peroné; es un hueso largo y más delgado que la tibia. Se ubica en la parte externa de la pierna y se articula con la tibia por su extremo superior. Termina en el maléolo, que forma la protuberancia externa del tobillo.

C) Pies; están formados por los huesos del tarso, que se disponen en dos filas, los huesos del metatarso y las falanges de los dedos. La zona de articulación del tarso y la pierna es el tobillo. 


8. Articulaciones

Los movimientos del cuerpo tienen lugar en las zonas de unión entre los huesos, es decir, en las articulaciones, estructuras de tejido conectivo que unen dos o más huesos próximos. 

8.1. Clases de articulaciones

Las articulaciones se suelen clasificar, según el grado de movilidad que permiten, en:

A) Sinartrosis o inmóviles; son articulaciones fijas que no permiten el movimiento de los huesos. Los bordes de los huesos están tan próximos entre sí que incluso pueden quedar entrecruzados. Pueden ser de varios tipos: suturas del cráneo, con los bordes óseos encajados entre sí por medio de tejido conjuntivo; gonfosis, una especie de atornillamiento que une cada diente al alvéolo óseo a su alrededor, y sicondrosis, que es la unión de huesos mediante una sutura cartilaginosa, que se da en los huesos en crecimiento, en los que la diáfisis se mantiene unida a cada una de las epífisis por un cartílago.

Una sicondrosis que permanece en los adultos son las primeras articulaciones esternocostales. A veces se fusionan dos huesos distintos, lo que forma una sinostosis


B) Anfiartrosis o semimóviles; son articulaciones con escaso movimiento. La conexión entre los huesos se hace por cartílago o por fibras de colágeno. La articulación de los extremos de la tibia y el peroné y la membrana interósea del cúbito y radio, que se hacen por medio de ligamentos, los cuales limitan el movimiento de los huesos, se denomina sindesmosis. Si los huesos están separados por una almohadilla o una cuña de cartílago se denomina sínfisis, como sucede en los discos intervertebrales, en la unión de los cuerpos vertebrales, o en los huesos del pubis.

C) Diartrosis o móviles sinoviales; permiten un gran movimiento de los huesos. Además de la parte ósea, están constituidas por varios elementos:

· Cápsula articular; está formada por tejido conectivo que envuelve la articulación.

· Membrana sinovial; es una cápsula que recubre la cavidad sinovial. Su aspecto, liso y brillante, se debe a que segrega el líquido sinovial, que lubrica y nutre los cartílagos articulares.

· Cavidad articular; es un pequeño espacio entre las caras articulares de los huesos que articulan.

· Cartílago articular; es una delgada capa de cartílago que recubre los extremos de los huesos en contacto.

· Ligamentos; están formados por fibras elásticas y de colágeno, que se forman en los huesos, los unen con firmeza y limitan, a su vez, la amplitud de los movimientos articulares.

· Discos articulares o meniscos de algunas articulaciones; son placas de tejido fibroso en forma de cuña, que aumentan la superficie de contacto de los huesos, lo que disminuye los efectos de la presión que producen los movimientos.

· Bolsas o bursas; son estructuras de algunas articulaciones, formadas por una membrana sinovial y que están llenas de líquido sinovial. 

Tipos de diartrosis

Las diartrosis están especializadas en el movimiento y pueden ser uniaxiales o monoaxiales, biaxiales y triaxiales o multiaxiales, si se realizan a lo largo de uno, dos o tres ejes, respectivamente, y permiten la combinación de movimientos. En las diartrosis, las superficies óseas no contactan entre sí, debido a la presencia de los cartílagos, que reducen el movimiento y evitan la fricción entre los huesos. Podemos destacar:

· Trocoide o en pivote; son monoaxiales que solo permiten la rotación. Por ejemplo entre la cabeza del radio y el cúbito, y la articulación entre el atlas y el axis, que permite la rotación de la cabeza. 

· Enartrosis; son triaxiales, donde la cabeza redondeada de un hueso se introduce en la concavidad de otro, lo que permite todo tipo de combinaciones de movimientos, como ocurre en la cadera y el hombro. 

· Condílea o elipsoidal; son biaxiales y permiten la aproximación y separación, la flexión y extensión y la circunducción. Son ejemplos las articulaciones de las falanges con los huesos metacarpianos y metatarsianos, y la del radio con el escafoides y el semilunar. 


· Ginglimo o en bisagra; son uniaxiales y solo permiten movimientos en un plano, como la flexión y extensión del codo y la rodilla. 

· Silla de montar; son biaxiales y las caras de los huesos que articulan tienen forma de silla de montar. Son sumamente móviles, y permiten amplios movimientos angulares sin rotación, como por ejemplo la articulación en la base del pulgar. 

· Artrodia o plana; tienen caras aplanadas o algo curvadas. Permiten pequeños movimientos deslizantes. Se pueden considerar no axiales o uniaxiales, pero también las hay multiaxiales. Hay artrodias en los extremos de las clavículas, en el carpo, el tarso y entre las vértebras contiguas.


8.2. Los ligamentos

En las articulaciones, son muy importantes los ligamentos, formados por tejido conectivo fibroso que une los huesos entre sí y cuya función es principalmente la de unir estructuras y mantenerlas estables, como la cadera. La flexibilidad de los ligamentos varía de unas personas a otras. Unos los tienen con mucha tensión y otros con muy poca. Estos últimos son más propensos a las lesiones porque su gran flexibilidad no limita algunos movimientos perjudiciales. 


9. Hábitos saludables para el sistema esquelético


Podemos destacar

a) Realizar ejercicio físico con frecuencia pero teniendo cuidado con aquellos deportes que supongan un desgaste excesivo de determinadas articulaciones. Es importante porque aumenta la densidad ósea y para que al tener un tono muscular adecuado los músculos soporten buena parte del peso descargándolo de los huesos.

Siempre debe hacerse un calentamiento adecuado antes de practicar la actividad física prevista y usarse un material adecuado (calzado, casco, rodilleras, ...) dependiendo de la actividad a realizar para evitar lesiones y traumatismos.

b) Tomar el sol con moderación. La síntesis de vitamina D activa se produce con la intervención de la luz solar y su papel es muy importante en la absorción y utilización del calcio para formar hueso.

c) Tomar una dieta adecuada con la suficiente proporción de vitaminas (D, C, K) y sales minerales (calcio, fósforo, magnesio, potasio, manganeso) que son fundamentales para la formación del hueso. También es importante mantener un peso adecuado para no sobrecargar las articulaciones.

d) Evitar el alcohol y el tabaco que provocan la degradación del hueso y la pérdida de masa ósea (especialmente en casos con riesgos de sufrir osteoporosis).

e) Por último es importante mantener una postura adecuada al realizar cualquier actividad física para evitar deformaciones y posibles lesiones. Al conjunto de normas, consejos y actitudes posturales encaminadas a mantener una alineación adecuada del cuerpo se le denomina higiene postural.








10. Patologías del sistema esquelético

El buen estado del sistema esquelético requiere una correcta nutrición, una buena osificación, la adopción de posturas adecuadas y la práctica de actividades físicas recomendables. Las causas de las afecciones son enfermedades, algunas congénitas, y lesiones como consecuencia de la actividad física y las actividades artísticas. 

10.1. Enfermedades de los huesos

La mayor parte de las enfermedades de los huesos tienen relación con alteraciones en el metabolismo del calcio y del fósforo y la descalcificación de los huesos. La descalcificación puede deberse a la falta de vitamina D o a trastornos hormonales. El esqueleto se hace más blando y deformable.


La falta de vitamina D en los niños produce raquitismo y en los adultos, osteomalacia. Si es un problema relacionado con la falta de ingesta de vitamina D debe corregirse la dieta y aumentar las horas de sol.

En ocasiones, raquitismo hipofosfagénico, el problema no viene de una mala alimentación si no de un problema genético (mutación del gen PHEX del cromosoma X) que conlleva una pérdida de fosfatos en la orina.

Provoca deformaciones óseas, debilidad muscular y dolor óseo y articular. Se trata con suplementos de fósforo, vitamina D activa y, en caso de deformaciones importantes, cirugía. Hay esperanzas en un nuevo tratamiento con anticuerpos monoclonales que bloquean el factos producido por el gen defectuoso atacando a la raíz del problema pero todavía está en fase de aprobación.


Además de estos, existen otra serie de factores de riesgo que pueden incrementar las posibilidades de padecer osteoporosis, como son factores hereditarios, la falta de peso, el tabaco, el alcohol y algunos fármacos como los corticoides. También es importante la disminución de las hormonas sexuales; por eso las mujeres lo notan más al sufrir el cambio brusco de la menopausia.

En las personas mayores el problema de la fragilidad y fácil rotura de los huesos viene acompañada de una disminución en los reflejos y la agilidad así que es un problema de salud importante. Otro problema es que prolonga mucho la recuperación del hueso tras la fractura por lo que fracturas de huesos que soportan peso, como la cadera, acaban resultando muy debilitantes para la persona.


10.2. Enfermedades reumáticas

El reumatismo agrupa diversas enfermedades dolorosas del aparato locomotor, ocasionadas por inflamaciones articulares.

Los síntomas generales son dolor, inflamación y rigidez en las articulaciones.

Esas enfermedades son, entre otras, la artritis, la artritis psoriasica, a causa de la psoriasis, y la espondilitis anquilosante (enfermedad de Bechterew), que afecta principalmente a las articulaciones de la columna vertebral.





Podemos confundir la artritis con la artrosis porque muchos síntomas son comunes. Sin embargo en este caso los daños se producen por el desgaste de los cartílagos de las articulaciones.

10.3. Fracturas y fisuras

Las fracturas son lesiones óseas que afectan a los huesos, hasta el punto de romperlos, y se producen por fuertes impactos o por osteoporosis.


Las fisuras son grietas que se originan en los huesos, pero sin llegar a romperse.



Las fracturas cerradas son totalmente internas y no suponen ninguna apertura en la piel. Las fracturas abiertas salen por la piel. Originan heridas, que pueden ser foco de infección y requieren una reconstrucción quirúrgica de la zona y un proceso antiséptico muy riguroso. 

Fractura abierta de tibia

Fractura cerrada de tibia

Algunas de las fracturas más típicas son las siguientes:


a) Fractura en tallo verde; es una fractura incompleta en un hueso largo que todavía está en crecimiento. No produce otros daños y simplemente hay que inmovilizar la zona hasta que los huesos suelden adecuadamente.

b) Fractura transversa y fractura oblicua; son fracturas simples en las que el hueso fracturado forma un ángulo recto o una trayectoria oblicua respecto al eje longitudinal.




c) Fractura conminuta; son roturas múltiples que producen una fragmentación o astillamiento del hueso. Son mucho más complejas de tratar que las anteriores y los cirujanos deben reconstruir el hueso/os como un puzzle antes de inmovilizarlo con tornillos y otras sujeciones.

Es muy importante localizar todos los fragmentos de hueso porque alguna astilla puede ingresar en el torrente circulatorio y ocasionar daños en zonas muy delicadas como el corazón, los pulmones, ….


d) Fractura en espiral; son roturas menos frecuentes porque se deben a fuerzas de torsión y no a impactos directos. Suelen producirse en los brazos cuando han sido agarrados y retorcidos más allá de lo posible así que en algunos casos son un indicativo de malos tratos o agresiones.


En todos los casos es muy importante que el hueso esté bien colocado antes de que se suelde o se ocasionarán malformaciones que producirán dolores muy fuertes y dificultades motoras. En el caso de que haya ocurrido esto debe volver a romperse el hueso y colocarse adecuadamente salvo que no haya un perjuicio importante para el paciente.




Es necesario acompañar los procedimientos destinados a reparar el hueso con una rehabilitación muscular para compensar la pérdida de actividad de la extremidad.

Algunas fracturas, como las fracturas simples de las costillas, se tratan de forma conservativa sin realizar una intervención médica agresiva ni ninguna cirugía. Simplemente con reposo y cuidado se espera a que el huso cure por sí mismo.


10.4. Lesiones en las articulaciones

Las lesiones más características de las articulaciones son:

a) Esguinces; son lesiones de los ligamentos por una torcedura o rotura de las partes blandas de la articulación. La causa suele ser un movimiento que ha sobrepasado los límites normales de elasticidad de la articulación. Hay diferentes grados, desde el uno hasta el tres, que sería la rotura del propio ligamento.

El más típico es el esguince de tobillo al ser una articulación que soporta todo el peso del cuerpo y tiene un rango de movilidad muy elevado. En el artículo enlazado podemos aprender un poco más del mismo.





Los síntomas característicos del esguince son el dolor intenso, la inflamación y el hematoma de tamaño variable según la intensidad del sangrado interno.

Los esguinces leves pueden tratarse de forma conservativa con reposo, elevación de la zona afectada para facilitar el drenaje y medidas antiinflamatorias. No es recomendable en estos casos la inmovilidad total para no perder fuerza en la articulación. 

Cuando el daño es severo y los ligamentos se han roto hablamos de una rotura de ligamentos. Las lesiones de rodilla son temidas por los deportistas, bailarines, etc., ya que su curación y recuperación puede dilatarse mucho y, en ocasiones, no llega a recuperarse al 100% la movilidad y fuerza de la articulación. Por ejemplo, la rotura de los ligamentos cruzados, frecuente en futbolistas y esquiadores, requiere soluciones quirúrgicas. 

Si la persona no es deportista y la articulación no presenta una inestabilidad significativa en muchas ocasiones se opta por un tratamiento conservador y no se interviene quirúrgicamente.



b) Luxación o dislocación; Consiste en el desplazamiento de un hueso en una articulación. Las más frecuentes se suelen dar en el hombro y el codo.



Los síntomas más típicos son el dolor intenso, la pérdida funcional inmediata de la articulación, la inflamación y la deformidad.

Normalmente el médico lleva a cabo una reducción de la luxación con la que coloca de nuevo el hueso en su lugar. Debe ser llevada a cabo por especialistas pues pueden dañarse nervios o vasos sanguíneos en el proceso.




c) Lesiones de meniscos; se originan como consecuencia de un traumatismo que puede ocasionar la rotura del menisco, produciéndose dolor, derrame articular (hinchazón) y limitación funcional






d) Artritis traumática; se debe a un traumatismo articular cerrado, caracterizado por dolor e hinchazón en la articulación, lo que puede producir derrame sinovial o acumulación de sangre en la rodilla. Se da frecuentemente en jugadores de baloncesto, balonmano y voleibol, en los dedos de las manos y las muñecas. 


10.5. Lesiones en la columna vertebral


Nuestra columna vertebral tiene cuatro curvaturas: dos lordosis (cervical y lumbar) y dos cifosis (dorsal y sacra). Las lesiones derivan de los malos hábitos posturales, del ejercicio físico inadecuado y por causas congénitas. Algunas de las más destacables son: 


a) Cifosis; arqueamiento excesivo de la espalda hacia atrás.



b) Lordosis; desviación excesiva de la columna vertebral hacia delante, a nivel cervical o lumbar.

c) Escoliosis; desviación lateral de la columna vertebral. Se suele diagnosticar en adolescentes y normalmente solo requiere seguimiento para asegurarse de que no empeora.

En ocasiones se usan corsés para frenar el desarrollo de la escoliosis pero solo si se aprecia un empeoramiento importante durante el crecimiento. Son bastante molestos e influyen en la calidad de vida del adolescente así que no deben usarse si no son necesarios.


Los casos graves pueden ser incapacitantes porque la curvatura es tal que reduce el espacio torácico dificultando la respiración. En estos casos puede ser necesaria la cirugía.



d) Hernia discal; los discos intervertebrales están formados por un anillo fibroso de tejido conjuntivo y un núcleo interno pulposo, encargado de amortiguar la presión que soporta la columna vertebral.

En la hernia discal, el anillo fibroso se aplasta y se distiende o se rompe y una parte del núcleo pulposo es empujado hacia fuera, entra en el canal vertebral y presiona la médula ósea y las raíces nerviosas.



Según la localización de la hernia, el dolor que puede producir irradia desde el cuello o la espalda hacia las extremidades. La hernia más frecuente se da entre la L4 y L5, que soportan la mayor parte de la sobrecarga diaria.





Y con esto hemos terminado el tema^^.


No hay comentarios:

Publicar un comentario