1º Bachillerato Anatomía aplicada UD 2 Función de relación I Los órganos de los sentidos

Todos los seres vivos se relacionan con su entorno captando información que proviene de éste y respondiendo a ella. Esto es fundamental para que el organismo pueda adaptarse a las condiciones cambiantes (tanto del medio externo como del interno) y para que las diferentes partes de nuestro cuerpo estén coordinadas y puedan actuar como una unidad.

Un concepto que debemos repasar y tener siempre presente es el de homeostasis. La finalidad de la misma es mantener unas condiciones estables en el organismo que permitan la continuidad de la vida. Casi siempre esta depende de unos procesos homeostáticos que funcionan como dispositivos de feed-back, o retroalimentación, negativa.


Los órganos de los sentidos y los receptores sensoriales se encargan de captar la información del medio, tanto externo como interno, en el que se desarrolla la vida de un individuo. A esa información que provoca una respuesta le damos el nombre de estímulo.

Esa información siempre provoca una respuesta en el ser vivo, más lenta o más rápida, inmediata o a largo plazo, pero imprescindible para mantener la vida. La responsabilidad de integrar la información de los receptores y elaborar dicha respuesta recae en el sistema nervioso.

Por último esta respuesta debe ser ejecutada: de esto se encarga el aparato locomotor (respuesta motora) y el sistema endocrino (respuesta hormonal).



1. Los receptores sensoriales

Los receptores suelen ser neuronas (a veces son células de otro tipo) modificadas. Pueden actuar de forma aislada como las de la piel, o en grupo como las del gusto. En ocasiones son ayudadas por otras células y órganos ajenos al sistema nervioso, llegando a constituir órganos muy complejos, como los de la vista o el oído.

Nunca debemos confundir los estímulos que captan nuestros receptores sensoriales con la sensación que nos provoca. La sensación es la impresión que produce en la mente los estímulos que estamos captando.

Otros conceptos que debemos tener claros son que para que un estímulo consiga excitar a un receptor es preciso que tenga una intensidad mínima (intensidad umbral) y que si el estímulo es persistente los receptores sensoriales dejaran de enviar impulsos nerviosos o lo harán con menor intensidad (adaptación sensorial). Los receptores sensoriales también pueden verse bloqueados (de forma temporal) cuando están expuestos a un estímulo demasiado intenso. 

Los receptores son capaces de captar estímulos muy variados, desde la luz y el sonido, hasta calor y frío, presión, moléculas químicas, niveles de O2 y CO2, azúcar en sangre, la posición en el espacio, etc. Según la procedencia del estímulo hay que diferenciar entre:

a) Receptores internos (enteroceptores o propioceptores): son terminaciones neuronales que se encuentran distribuidas por todo el organismo, en todos los órganos y tejidos, captando la información del estado fisiológico del ser vivo en cada momento. De esta manera, el encéfalo tiene una visión exacta de nuestro funcionamiento de forma instantánea.

b) Receptores externos (exteroceptores): son los más conocidos, puesto que constituyen los llamados órganos de los sentidos. Nos permiten vivir en nuestro medio externo y relacionarnos con otros seres vivos.

También podemos clasificar a los receptores sensoriales según el tipo de estímulo que captan en:

a) Mecanorreceptores (captan efectos mecánicos), como los receptores del tacto de la piel(sentido del tacto), los del equilibrio del oído interno y los de la audición del caracol del oído(sentido del oído).

b) Termorreceptores (captan temperaturas) como los termorreceptores de la piel.

c) Quimiorreceptores (captan sustancias químicas) como las mucosas olfativas de la nariz(sentido del olfato) y las papilas gustativas de la lengua (sentido del gusto).

d) Fotorreceptores (captan luz) como la retina del ojo (sentido de la vista).

e) Presoceptores. Se localizan en la piel. Detectan cambios de presión.

f) Nociceptores; captan las sensaciones de dolor.



2. El ojo y el sentido de la vista

El ojo es el órgano donde reside el sentido de la vista. Se trata de una compleja estructura que recibe la luz y la hace llegar hasta la zona donde se sitúan los fotorreceptores. Estos fotorreceptores van a transformar los estímulos lumínicos en impulsos eléctricos y transmitir la información al nervio óptico, que la llevará al cerebro. Allí se producirá su integración y su interpretación generándose la imagen que vemos.

2.1 Anatomía del ojo


El ojo está compuesto por el globo ocular y por una serie de órganos anejos o accesorios que le ayudan en su funcionamiento. Vamos a estudiar en primer lugar las distintas partes del globo ocular:

a) Conjuntiva: membrana que recubre y protege la parte anterior del globo ocular y el interior de los párpados.

b) Esclerótica: capa externa, dura y blanca que protege el globo ocular y le da forma y consistencia. En ella se insertan los músculos extrínsecos que permiten los movimientos oculares.

La parte delantera es recibe el nombre de córnea. La córnea tiene forma convexa, es muy transparente, carece de vasos sanguíneos, es muy sensible y refracta la luz hacia el fondo del ojo.


c) Coroides: situada debajo de la esclerótica. Es de color oscuro para absorber el exceso de luz y está muy irrigada para nutrir al resto de estructuras.

d) Iris, detrás de la córnea, es una estructura contráctil que presenta variadas coloraciones (marrón, azul, verde,…) y regula el paso de la luz a través de un orificio central, la pupila. Para ello es capaz de contraerse (miosis) o dilatarse (midriasis) según la cantidad de luz disponible. El iris protege al ojo de la radiación lumínica y es más efectivo cuanto más oscuro es (por eso las personas de ojos muy claros toleran mal el exceso de radiación solar).


e) Músculo o cuerpo ciliar: unido a la coroides y al cristalino, tiene forma de anillo y sirve para curvar al cristalino para poder enfocar a los objetos. Produce el humor acuoso.

f) Cristalino: estructura pequeña, transparente y elástica, con forma de lente biconvexa que permite enfocar los objetos sobre la retina al cambiar de forma (acomodación). No tiene vasos sanguíneos ni está inervada y se sostiene en su lugar gracias al cuerpo ciliar. El cristalino separa dos espacios, o cámaras, ocupados por:

· Humor acuoso: líquido que ocupa el espacio entre la córnea y el cristalino. Contribuye a la nutrición y oxigenación de la córnea y el cristalino. Se va renovando de forma constante.

· Humor vítreo: sustancia gelatinosa que ocupa el espacio entre la retina y el cristalino, también transparente, mantiene la forma del globo ocular y una superficie de la retina uniforme para que la recepción de imágenes sea nítida.

g) Retina: capa de células que recubre la parte interna posterior del globo ocular. Capta los estímulos luminosos y transmite la información al nervio óptico. Está formada por dos tipos de células fotorreceptoras:

· Conos: son los responsables de la visión diurna, de la agudeza visual y de la visión en colores. Existen tres tipos de conos: los que son sensibles a la luz roja, a la luz azul y a la luz verde.

· Bastones: no necesitan mucha intensidad de luz para excitarse, pero no diferencian los colores. Permiten que tengamos visión nocturna, pudiendo ver algo por la noche. Seguramente te habrás fijado en que por la noche sólo vemos sombras, en blanco y negro, sin poder distinguir los colores.



Otras partes de especial interés de la retina son:

· Fóvea o mácula: zona de la retina donde se agrupan los conos, por lo que la visibilidad es máxima. Se encuentra frente al centro del cristalino, la pupila y la córnea, y es donde se reflejan las imágenes de los objetos.


· Punto ciego: zona de la retina por donde sale el nervio óptico, por lo que no hay células fotorreceptoras y no recibe ninguna información visual.

· Nervio óptico: formado por prolongaciones de células nerviosas que transmiten la información desde las células fotorreceptoras hacia el cerebro.






Ahora vamos a estudiar las estructuras u órganos anejos al ojo. En primer lugar hay que recordar que los globos oculares son muy frágiles y se hayan recogidos en las cavidades o cuencas oculares y protegidos por el cráneo. Alrededor del ojo tenemos:

a) Cejas; son una zona vellosa que recubre los arcos supraciliares del cráneo. Su función protectora principal es desviar el flujo de sudor para que no entre en el ojo. También son muy importantes en la comunicación no verbal.

b) Párpados; son repliegues de la piel que cubren la parte delantera del ojo. Su función principal es permitir cerrar los ojos lo que ayuda a dormir y evita la entrada de sustancias extrañas en el ojo. También son muy importantes pues funcionan como limpiaparabrisas repartiendo las lágrimas por toda la córnea manteniéndola hidratada y evitando la desecación.

c) Pestañas; pelos situados en el extremo de los párpados cuya función principal es filtrar la luz solar protegiendo al ojo de un exceso de incidencia directa.

d) Aparato lacrimal; son las estructuras responsables de producir y secretar las lágrimas. Estas impiden que la córnea se seque, lubrican el movimiento de los párpados y evitan las infecciones al tener una sustancia bactericida (lisozima). Son recogidas de forma constante por el conducto lacrimal que desemboca en las fosas nasales. También tienen funciones de comunicación no verbal y transmitimos emociones cuando las liberamos profusamente (lloramos).


e) Músculos extraoculares; son los músculos que se unen a la esclerótica y que mueven a los ojos en distintas direcciones. Normalmente sus movimiento están coordinados y los ojos se mueven en la misma dirección.


f) Nervio óptico; está formado por los axones de las neuronas de la retina y sale de una zona situada bajo la fóvea llamada disco óptico; en ella se encuentra el punto ciego (así llamado por la ausencia de fotorreceptores). Los dos nervios ópticos se cruzan antes de llegar al cerebro en el quiasma óptico.


Aquí tenéis un estupendo modelo en 3D que os permite observar mucho mejor la estructura del ojo.




2.2 Fisiología del ojo


La función del ojo es recoger la luz, enfocarla en la retina y que los conos y los bastones transformen esa energía luminosa en impulsos nerviosos que viajarán al cerebro por el nervio óptico.

Es importante que recordemos que el ojo no “ve” ni forma imágenes. Todo eso lo hace el cerebro en su centro visual (que estudiaremos al terminar con los sentidos).

Nuestros ojos captan la luz de forma invertida así que nuestro cerebro se encargará de “darle la vuelta” y de integrar lo que ve el ojo derecho y lo que ve el ojo izquierdo en una sola imagen (visión estereoscópica).

Hacemos el dibujo a buen tamaño. Ponemos los nombres y lo coloreamos




La palabra estereoscópica significa que tenemos dos ojos y que ambos comparten buena parte del campo de visión al estar situados en la parte frontal de la cara. Es muy importante en los animales depredadores, o para los animales que saltaban de rama en rama como nuestros antecesores evolutivos, pues nos permite tener una visión en 3D y calcular perfectamente las distancias de lo que tenemos delante (fundamental para atrapar a una presa). Si alguna vez llevamos un ojo tapado por una lesión o enfermedad debemos tener mucho cuidado al conducir o realizar tareas peligrosas pues no distinguimos bien las distancias ni las velocidades a las que se acercan o se alejan las cosas (por ejemplo al adelantar conduciendo). 

Para ver que nuestros ojos no ven lo mismo podemos hacer un sencillo experimento. Si extendemos el brazo y un dedo y miramos fijamente el dedo probemos a cerrar alternativamente el ojo izquierdo y el ojo derecho y veremos como el dedo “se mueve”; también veremos que cosas que estaban a la derecha del dedo pasan a estar a la izquierda y viceversa. Obviamente ni el dedo ni las cosas se “han movido”. Simplemente la imagen que vemos normalmente no es real: es la fusión de la imagen que recibe el ojo izquierdo y el ojo derecho. El cerebro se “inventa” una imagen totalmente artificial.


Esto ha sido muy estudiado y gran parte de los trucos de magia o ilusionismo funcionan porque explotan estas “invenciones del cerebro”. Ya los antiguos griegos construían las columnas de sus templos torcidas para que cuando la gente las viera le parecieran rectas.


Los rascacielos no se hacen más estrechos cuanto más altos. Tienen las mismas ventanas.

El cerebro también busca ajustar todas las imágenes que crea a lo que ha aprendido durante su vida y a patrones que conoce y entiende. Algunos ejemplos de ilusiones ópticas son: 



¿Qué vemos en esas imágenes?


¿Qué pasa con los círculos blancos cuando no los miro fijamente?


Antes de llegar a la retina, la luz atraviesa todo el globo ocular donde ocurren dos procesos fundamentales:

a) Regulación de la intensidad de la luz; si la intensidad de la luz que entra es excesiva daña y puede llegar a destruir los conos y los bastones produciéndonos una pérdida de visión permanente; si la intensidad de la luz es demasiado débil no veremos bien (o nada en absoluto).
De regular la entrada de más (o menos) luz se encarga el iris; éste tiene unos músculos que se encargan de abrir más (o menos) la pupila permitiendo la entrada de más (o menos) luz. Funciona de forma muy similar al diafragma de una cámara de fotos.
Cuando hay poca luz las fibras musculares del iris se contraen y abren la apertura pupilar (midriasis) cuando hay demasiada luz estas fibras musculares se relajan disminuyendo la apretura pupilar (miosis).
Esta regulación no es voluntaria y constituye el reflejo fotomotor o reflejo pupilar (controlado por el sistema nervioso autónomo).



b) Enfoque de las imágenes; para que la imagen no esté borrosa debe ser enfocada correctamente en la retina. Esto no es sencillo dado que miramos miles de cosas que están a distancias diferentes.
El enfoque correcto se consigue gracias a la modificación del grosor del cristalino que funciona como una lente. Cuando tenemos que enfocar objetos lejanos se aplana y cuando tenemos que enfocar objetos cercanos se abomba. Un ojo humano normal es capaz de enfocar objetos entre 15 cm y 65 m. Con la edad se va perdiendo flexibilidad y, por lo tanto, este margen se va estrechando.




Cuando la luz llega a la retina, los conos y los bastones se ven excitados por la misma y la traducen a impulsos nerviosos. Estos pasan a unas interneuronas y de estas a las células ganglionares cuyos axones llevan la información al cerebro formando el nervio óptico.




Por último tenemos que tener en cuenta que los dos nervios ópticos se entrecruzan en el quiasma óptico por lo que la información del campo visual izquierdo llega al hemisferio cerebral derecho y viceversa.






2.3 Hábitos saludables para los ojos


a) Usar gafas de sol en ambientes con luz intensa.
b) Nunca mirar al sol directamente (ni con gafas de sol).
c) Acudir al oftalmólogo ante dificultades para ver correctamente.
d) Evitar tocarte los ojos cuando te pican o escuecen. Parpadea para llorar.
e) Evita fumar y los ambientes con humo, polvo o contaminantes. Usar gafas protectoras si no pueden evitarse.
f) Mantener una alimentación equilibrada con suficiente vitamina A y una hidratación correcta.

2.4 Enfermedades características de los ojos y la vista


a) Miopía; el globo ocular es demasiado largo y las imágenes lejanas se enfocan delante de la retina provocando que se vea borroso. Puede corregirse con una lente divergente que enfoque la imagen en la retina. La distancia se mide en dioptrías y cuántas más tengamos más gruesa será la lente.



Esta lente puede ser de cristal (gafas), de materiales plásticos (lentillas) o esculpida en la córnea mediante cirugía láser.


b) Hipermetropía; el globo ocular es demasiado corto y las imágenes cercanas se enfocan detrás de la retina provocando que se vea borroso. Es el caso contrario a la miopía y se corrige con lentes convergentes (que acercan la imagen).



c) Presbicia (o vista cansada); pérdida progresiva de elasticidad en el cristalino que no puede enfocar bien los objetos cercanos. Antiguamente se corregía con lentes bifocales (dos gafas en una) pero se han sustituido por las lentes progresivas (menos feas).



d) Astigmatismo; curvatura defectuosa de la córnea que provoca una imagen deformada de los objetos. Se corrige mediante lentes tóricas.



e) Estrabismo; enfermedad producida por la falta de control motor de los ojos que no se alinean normalmente. Puede ser permanente o aparecer solo en momentos de gran cansancio. La persona ve perfectamente pese a ello.


f) Cataratas; depósito de una capa blanquecina en el cristalino con la edad que va impidiendo el paso de la luz. Muy asociado a la diabetes. Antiguamente una gran causa de ceguera en ancianos pero hoy se opera y se extrae dicha película sin dificultad.





g) Conjuntivitis; inflamación de la conjuntiva del ojo. Puede deberse a alergias, suciedad, o infecciones bacterianas y víricas. Es importante NO TOCARSE los ojos para no irritarlos más, no llevarles suciedad y no extender la infección. Suele tratarse con colirios o lágrimas artificiales y antibióticos SOLO en el caso de que sea una infección bacteriana.


h) Daltonismo; enfermedad congénita que se caracteriza por la imposibilidad de percibir ciertos colores o percibirlos intercambiados.

Si no ves los números 5, 8, 29 y 74 puedes tener daltonismo.




i) Desprendimiento de retina; grave enfermedad producida por un traumatismo (golpe) o un fenómeno grave hipertensivo. Puede provocar ceguera total o parcial y ser definitiva si los médicos no consiguen volver a colocarla




j) Glaucoma; aumento de la presión del humor acuoso en la cámara anterior del glóbulo ocular. Normalmente debido a hipertensión o diabetes. Puede causar ceguera permanente.


3. El oído y los sentidos de la audición y el equilibrio

El oído es un órgano que se encuentra alojado en una cavidad del hueso temporal, en el cráneo. Es capaz de detectar tanto sonidos como cambios en la posición del cuerpo, por lo que es el órgano responsable de la audición y el equilibrio. 

3.1. Anatomía del oído

Para estudiar la anatomía del oído lo dividimos en tres partes: oído externo, medio e interno.

Dibujo resumen de la anatomía del oído

3.1.1. Oído externo

El oído externo está formado por el pabellón auditivo (u oreja) y el conducto auditivo externo.

El pabellón auditivo está formado por una estructura cartilaginosa recubierta por la piel y se encarga de recoger las ondas sonoras y dirigirlas hacia el conducto auditivo externo (para eso tiene sus curvaturas características). Muchos animales pueden moverlo y enfocarlo hacia la fuente de sonido permitiéndoles una mejor audición. Los seres humanos tenemos muy atrofiados esos músculos y nervios aunque podemos mover levemente las orejas. 



El conducto auditivo externo tiene pelos y unas glándulas cerosas que producen cera con función protectora. La función de los mismos es recoger la suciedad, proteger de las infecciones e incluso de los sonidos demasiado fuertes. Además la cera ayuda a impermeabilizarlo facilitando la evacuación del agua si entra en los oídos.

El oído externo finaliza en el tímpano o membrana timpánica, que separa el oído externo del oído medio y vibra cuando llegan las ondas sonoras. Es una membrana muy fina, elástica, semitransparente y de forma cónica hacia el exterior (por la acción del martillo).


3.1.2. Oído medio

El oído medio comienza con el tímpano y termina en unas membranas llamadas ventana oval y ventana redonda. Está formado por una cavidad, excavada en el hueso temporal, llamada caja del tímpano. Cuando vibra el tímpano, se transmite la vibración a una cadena de huesecillos llamados martillo, yunque y estribo, que comunica con la ventana oval perteneciente al oído interno. Así, se trasmite la vibración al oído interno.

La trompa de Eustaquio es un conducto conectado con la faringe, que permite que se igualen las presiones de ambos lados del tímpano. También es la responsable de algunos fenómenos curiosos de nuestro oído, como el que no reconozcamos nuestra voz cuando escuchamos una grabación, ya que la oímos desde dentro y no desde los oídos. También destapona nuestros oídos cuando se taponan por la diferencia de presión que se produce al subir un puerto en coche, al bucear o viajar en avión.



3.1.3. Oído interno

El oído interno está formado por un laberinto membranoso relleno de un líquido llamado endolinfa. Este laberinto membranoso está inserto en el laberinto óseo (cavidad excavada en el hueso temporal). Para mitigar los golpes y el rozamiento el laberinto óseo posee un líquido (perilinfa) que rodea al laberinto membranoso. El laberinto está formado por:

a) El caracol o cóclea que detecta los sonidos, transformando las vibraciones producidas por el sonido en impulsos nerviosos, y los envía al encéfalo mediante el nervio auditivo. La cóclea es una estructura ósea con forma de caracol. Contiene en su interior unas células ciliadas, que forman parte del órgano de Corti, capaces de detectar las vibraciones sonoras y convertirlas en impulsos nerviosos. Las fibras nerviosas que salen de la cóclea forman el nervio coclear.



b) El vestíbulo o aparato vestibular que controla la posición del cuerpo y el equilibrio. Las fibras nerviosas que salen del vestíbulo forman el nervio vestibular. Está formado por:

· Tres canales semicirculares dispuestos perpendicularmente entre sí, orientados en las tres direcciones del espacio (ángulos de 90º). Tienen la función de detectar cualquier movimiento de aceleración angular en alguno de los tres planos espaciales.

· Dos vesículas: el utrículo y el sáculo. Ambas disponen de regiones sensibles con células ciliadas con la función de detectar las aceleraciones (o desaceleraciones) lineales en cualquiera de los tres planos espaciales.


El nervio vestibular y el coclear se unen formando el nervio vestibulococlear que atraviesa el hueso temporal y se conecta con el encéfalo.



Ear Cross-Section by Ebers on Sketchfab


3.2. Fisiología del oído


3.2.1. La audición


Como ya hemos visto, el pabellón auricular se encarga de capturar el sonido y dirigirlo al canal auditivo externo por donde llega al tímpano. Estas ondas sonoras provocan que el tímpano vibre pasando esta vibración al martillo (en contacto con el tímpano), de este al yunque y de este al estribo.

El estribo está en contacto con la membrana oval y transmite estas vibraciones a la cóclea. En este es donde se realiza la transformación de la energía mecánica producida por las ondas sonoras en impulsos nerviosos. En la especie humana la cóclea tiene la capacidad de percibir un amplio intervalo de intensidades de sonido, de tal forma que la diferencia entre un sonido apenas audible y otro que provoque dolor puede ser de hasta 1014, por otra parte puede detectar frecuencias en el rango comprendido entre 20 Hz y 20 000 Hz, aunque la sensibilidad máxima es entre 2000 y 5000 Hz. Algunos animales tienen la capacidad de percibir frecuencias superiores a los 20 000 Hz (ultrasonidos) que no son audibles para el hombre, otros como las ballenas pueden detectar frecuencias inferiores a los 20 Hz (infrasonidos).

Las responsables de esta transformación son las células ciliadas o pilosas que forman el órgano de Corti. Cuando las ondas de presión provocadas por el sonido mueven los estereocilios de estas células, se produce la despolarización de la membrana celular y la liberación de neurotransmisores que conectan con las neuronas que forman el nervio coclear.

Según la Teoría de la localización (1961 Georg Von Békésy) las distintas ondas sonoras provocan la activación de lugares diferentes de la cóclea, dependiendo de la frecuencia del impulso.

La audición implica cuatro transducciones distintas, es decir se produce en cuatro ocasiones la transformación de un tipo de señal o energía en otra de distinta naturaleza. En primer lugar la energía proveniente de las ondas sonoras se convierte en vibraciones mecánicas en el tímpano que se transmite a la cadena de huesecillos, este proceso tiene lugar en el oído externo y medio. Ya en el oído interno las vibraciones mecánicas se transforman en ondas líquidas de la endolinfa y perilinfa y más tarde en señales químicas emitidas por las células ciliadas del órgano de Corti que finalmente dan origen a un potencial eléctrico llamado potencial de acción que se transmite al cerebro a través del nervio vestibulococlear.


Un buen vídeo para entender y repasar el funcionamiento del oído

Un vídeo para ver las frecuencias audibles por los humanos (cuidado con el volumen)

Aunque escape al ámbito de la materia de Anatomía aplicada tendríamos que recordar algunos conceptos básicos sobre el sonido que ya estudiasteis en Física y en Música:

Intensidad: es la cantidad de energía que se transmite, podemos decir que es sinónimo del volumen del sonido. A mayor intensidad, más fuertemente vibran las fibras de la membrana basilar y más impulsos por segundo envían las células sensoriales estimuladas. La intensidad de los sonidos se mide en Decibelios. Por encima de los cien decibelios, el sonido es muy molesto y puede llegar a causar daños.

Tono: el tono de un sonido viene marcado por la frecuencia de vibración del mismo (nº de vibraciones o ciclos por segundo o Hertzios). Cuando la frecuencia se duplica, triplica, etc. se obtiene un sonido parecido (en un piano, el sonido Do se repite varias veces en diferentes octavas). Los sonidos de baja frecuencia se llaman graves o bajos y los de alta frecuencia son agudos o altos. El oído humano, sano y joven, puede llegar a detectar sonidos que van desde los 20 a los 20.000 Hertzios.

Timbre: casi ningún sonido es puro, sino que en realidad siempre resultan ser una mezcla de ondas de diferentes frecuencias. Esta mezcla es debida a que la producción de los sonidos está muy influenciada por las características de la fuente (materiales, diseño…). Así, una nota musical como el Do, suena de distinta forma aunque se la reconozca como tal, según sea emitida por un piano, por un saxofón, por un cantante, etc. Nuestro oído es capaz de analizar y distinguir diferentes timbres, y por eso reconocemos los sonidos emitidos por diferentes instrumentos musicales, personas y objetos en general, aunque pudieran tener la misma intensidad y tono. 

3.2.2. El equilibrio

Podemos distinguir la percepción de dos tipos de equilibrio en el oído interno:

a) Percepción del equilibrio estático (gravedad y movimientos lineales); en el interior del utrículo y del sáculo existen unas células sensoriales ciliadas y cubiertas por una masa gelatinosa que contiene pequeñas partículas minerales (otolitos). Al cambiar la posición de la cabeza, estos otolitos mueven los cilios de las células lo que genera un impulso nervioso que será conducido a través del nervio vestibulococlear al encéfalo.



b) Percepción del equilibrio dinámico (movimientos circulares y de rotación); cuando nos movemos, también se mueven la cabeza y los oídos. Sin embargo la endolinfa del oído interno permanece inmóvil unos instantes a causa de la inercia. De esta forma se genera un movimiento relativo entre ella y ciertas células sensitivas situadas en el interior del aparato vestibular. Estás células están cubiertas por una masa gelatinosa y poseen unos cilios que, al doblarse, generan una corriente nerviosa que se transmitirá al encéfalo a través del nervio vestibulocolear. Si la cabeza da muchas vueltas rápidas la endolinfa sigue moviéndose, por la inercia, al finalizar los movimientos lo que me produce la sensación de mareo o vértigo.



El trabajo conjunto de ambas estructuras junto con la información de los propioceptores situados en músculos y articulaciones nos permite realizar movimientos rápidos, complejos y precisos en todo momento al controlar la posición de nuestro cuerpo en el espacio. En el próximo tema estudiaremos como el sistema nervioso es capaz de coordinar toda esta información.


Todos los vertebrados poseen un órgano del equilibrio semejante y evolutivamente es un órgano más antiguo que el de la audición. De hecho, este último se forma “aprovechando” estructuras procedentes del órgano del equilibrio, como son las células sensitivas que se estimulan ante la presión que se ejerce sobre su cilio. Es lógico, por otra parte, que el órgano del equilibrio sea anterior al de la audición, ya que puestos a elegir, ¿qué resulta más imprescindible para la supervivencia, mantenerse erguido o escuchar sonidos? (Casi todos los grupos animales poseen algún órgano del equilibrio y, en la mayoría de los casos, consiste en una cavidad con células sensitivas con una o varias piedrecitas).

La cadena de huesecillos está formada por huesos que en los reptiles forman parte de las mandíbulas, y el caracol procede del alargamiento del sáculo, con el que está en contacto; las células sensibles son muy semejantes a las que hay en esta cavidad. Es muy interesante el camino recorrido por todas estas estructuras a través del tiempo (recuerda la teoría neodarwinista de la evolución).

3.3. Hábitos saludables del oído

a) Protégete de sonidos fuertes como golpes, el tráfico o neumáticos que chirrían. Intenta también alejarte de otros sonidos estridentes de tu entorno como obras en la calle o altavoces en un concierto.


b) Usa auriculares o cascos a un volumen adecuado. Siempre por debajo del 60% de su volumen comprobando que te permita oír los sonidos que se producen a tu alrededor. Y procura no abusar de esta práctica durante mucho tiempo porque no es muy recomendable para tus oídos. La OMS aconseja limitar la escucha a una hora para no dañar demasiado la salud auditiva.

c) Baja el volumen de la televisión, de la radio y de equipos de sonido o reproductores de música. Tus oídos lo agradecerán.

d) Utiliza tapones o cascos aislantes del sonido si trabajas con ruidos fuertes. Estos productos de protección auditiva ayudarán a que nuestra audición no se vea dañada por sonidos demasiado intensos.

e) Mantén tus oídos limpios lavándolos y secándolos durante tu aseo personal, pero recuerda que algo de cera es necesaria para mantener el equilibrio del oído y protegerlo de posibles infecciones.

f) Sécate bien los oídos después de ducharte o bañarte en casa o en la piscina. Es una práctica imprescindible para evitar la humedad en el conducto auditivo y de posibles infecciones por hongos.

g) Evita introducir objetos extraños en tu canal auditivo, también los bastoncillos ya que no son nada recomendables para la limpieza de nuestros oídos. Su uso puede causar daños irreversibles relacionados con la pérdida auditiva.

h) Cuida especialmente tus oídos en catarros, infecciones o alergias. Tu médico o especialista puede aconsejarte el tratamiento más adecuado a cada caso.

i) No apliques gotas o remedios caseros en tu oído sin la previa consulta a un especialista. Si notas un oído taponado o pérdida de tu capacidad auditiva acude directamente al médico para que trate el problema.

3.4. Patologías más importantes del oído

a) Infecciones del oído u otitis; estas infecciones son muy frecuentes en los niños (también aparecen en adultos pero con mucha menos frecuencia). Los tubos de los oídos se llenan con líquido y mucosidad dificultando la audición e incluso provocando mareos y vértigos. El médico puede observar el interior del oído con un otoscopio para diagnosticarla con exactitud.

Si la infección es leve suele dejarse transcurrir con medicamentos para aliviar los síntomas y si es más severa suele tratarse con antibióticos.

En algunos niños que presentan infecciones frecuentes y severas se implantan mediante cirugía unos pequeños tubos que ayudan a drenar los oídos disminuyendo la presión y aliviando los síntomas.


b) Hipoacusia o sordera; como nos indica la palabra consiste en la incapacidad total o parcial de escuchar sonido en uno o ambos oídos. Puede deberse a muchos factores: en ocasiones es congénita aunque es más frecuente que se deba infecciones (niños y jóvenes), excesiva exposición al ruido y envejecimiento.

Los síntomas son muy variados y dependen en gran medida de la gravedad de la pérdida auditiva pero pueden ser: percibir sonidos como más fuertes de lo que son, dificultad para seguir una conversación con varias voces diferentes, mayor dificultad para entender las voces femeninas que las masculinas, etc etc

Podemos distinguir entre la hipoacusia conductiva (oído externo y medio) generalmente curable y debida a infecciones o traumas y la hipoacusia neurosensorial (oído interno) difícilmente curable y debida a defectos en el oído interno o a daños nerviosos.


Cuando es transitoria suele desaparecer cuando se corrige el agente causal (como la infección) pero si es permanente deben buscarse tratamientos que la corrijan como los audífonos o incluso implantes cocleares. 



Estos supusieron un avance tecnológico increíble que permitió que muchas personas sordas pudieran oír por primera vez en sus vidas y es un claro ejemplo de la importancia de la medicina moderna y los avances tecnológicos.



c) Tinnitus o acúfenos; se describe habitualmente como zumbidos, rumores o silbidos y pueden ser más o menos suaves o fuertes. Suelen deberse a la exposición a ruidos fuertes, infecciones, etc etc. Son muy molestos y generan problemas para dormir o ansiedad y depresión; en ocasiones pueden ser tan fuertes que impiden escuchar o concentrarse en una tarea.

El tratamiento depende de la causa subyacente que está generando el problema.



d) Perforación timpánica; se produce por un agujero o una rotura en el tímpano. Puede producirse por ruidos muy fuertes, por un objeto dentro del oído, por un trauma en la zona de los oídos, …

Se manifiesta con dolor, vértigos, acúfenos, …. Si la perforación es pequeña el tímpano cicatriza y sana solo. En casos más graves suele colocarse un parche en la misma.


e) Vértigos y mareos; el paciente siente una sensación de giro, movimiento, acompañado de nauseas y vómitos. Hay una gran dificultad para mantenernos en pie y realizar movimientos coordinados como la marcha.

Cuando es crónica hace que el paciente se sienta mal aunque no esté teniendo una crisis de vértigo en ese momento.


4. El olfato

El sentido del olfato capta las sustancias químicas (volátiles) presentes en el aire que inspiramos.

4.1. Anatomía del olfato

Los receptores olfatorios se hallan localizados en las fosas nasales. El interior de las fosas nasales se halla recubierto por una membrana mucosa muy fina denominada pituitaria. En la pituitaria se distinguen dos regiones: la inferior, llamada pituitaria roja por su color, debido a la gran vascularización que presenta, y la pituitaria amarilla, situada en el tercio superior de las fosas nasales.

La pituitaria roja tiene por misión calentar el aire inspirado, limpiarlo de las partículas de polvo y humedecerlo para favorecer el intercambio gaseoso en los pulmones (está vinculada de forma fundamental al aparato respiratorio).

La pituitaria amarilla, al poseer células especializadas en dejarse impresionar por los olores, es la verdadera región olfatoria de las fosas nasales (ojo, no debemos confundirla con la glándula pituitaria o hipófisis).

Los receptores olfativos constan de unas células epiteliales entre las que se sitúan las células olfatorias, de naturaleza nerviosa, con unas finas prolongaciones que afloran en la mucosa y se dejan impresionar por los olores. Los cilindro-ejes de estas células atraviesan el hueso etmoides del cráneo (placa cribosa) ingresando directamente en una región del encéfalo llamada bulbo olfatorioDel bulbo olfatorio parte el nervio olfativo que se dirige al cerebro.





4.2. Fisiología del olfato

Para que una substancia sea olorosa e impresione a la pituitaria amarilla, es necesario que se halle en estado gaseoso y que sea soluble. Hace falta además que la mucosa nasal esté húmeda y que se realice una inspiración para que las partículas volátiles olorosas lleguen a la parte alta de las fosas nasales.

Se considera que hay receptores olfativos sensibles a 7 tipos de olores o estimulantes olfatorios básicos (alcanforado, almizclado, floral, mentolado, etéreo, picante o acre y pútrido) y que, como en el caso del gusto, la llegada de diferentes estímulos será interpretada posteriormente por una región especializada del encéfalo, la corteza olfativa.





La sensibilidad olfatoria varía bastante entre las personas y, por supuesto, entre diferentes especies. También puede entrenarse y mejorarse en gran medida como hacen los profesionales en perfumería, los catadores, etc etc


4.3. Hábitos saludables del olfato

a) Evitar introducir objetos por la nariz.

b) Cuando nos sonamos debemos hacerlo con cuidado y alternando los orificios nasales. Esto protege tanto el olfato como el oído al evitar presiones peligrosas.

c) Evitar ambientes contaminados.

d) Usar mascarillas protectoras frente a contaminantes, gases, polvo y olores demasiado fuertes.

e) Evitar golpes o traumatismos.

f) No fumar.

g) Vigilar los procesos infecciosos y acudir al médico.


4.4. Patologías más importantes del olfato

a) Hiposmia; disminución en la capacidad para detectar olores. Puede deberse a múltiples causas aunque las más frecuentes son el tabaco, las infecciones e inflamaciones rinosinusales, la exposición a productos químicos, los traumatismos, ... Es un criterio diagnóstico de la infección por COVID-19. Cuando el motivo de la disminución es neurológico y va asociado a la edad puede ser un signo precoz de la enfermedad de Parkinson

Suele provocar pérdida de apetito (al perder parte del sentido del gusto).

No existe un tratamiento estándar y debe tratarse la causa subyacente.

b) Anosmia; incapacidad total para distinguir olores. Es el caso más extremo de la hiposmia que vimos anteriormente y sus causas son muy similares. Es un posible efecto secundario de la infección por COVID-19. En algunos casos es congénita y afecta a la persona durante toda su vida.


En ocasiones no es tratable (especialmente si el daño es nervioso). En otros casos se trata la causa subyacente eliminando la infección o con cirugía si se debe a pólipos o tumores.

c) Hiperosmia; disminución en el umbral de detección olfativo lo que provoca una sensibilidad excesiva a los olores. En algunos casos dificulta la vida diaria al intentar evitar la exposición a los olores lo que puede provocar cuadros de ansiedad y depresión.

Los casos leves son frecuentes y, por ejemplo, las mujeres suelen tener más sensibilidad olfativa durante la menstruación o el embarazo debido a los cambios hormonales. También es frecuente que tengamos una mayor sensibilidad cuando un instinto apetitivo nos influye (por ejemplo cuando se acerca la hora de comer es frecuente que aumente nuestra sensibilidad).

d) Parosmia; cambio en la percepción normal de los olores. De repente olemos determinadas cosas como si fueran otras (generalmente desagradables y con un olor químico). Es un síntoma conocido de la COVID-19 y aunque no hay tratamiento puede paliarse su efecto con entrenamiento y evitando (si es posible) las sustancias que les huelen mal. Normalmente las personas acaban recuperando su olfato normal al cabo de unas semanas/meses. Como en los casos anteriores puede dificultar la vida diaria de las personas y ocasionar cuadros de ansiedad y depresión.



e) Fantosmia o alucinaciones olfativas; sensación olfativa en ausencia de un olor real. Puede deberse a las causas antes vistas pero en ocasiones se debe a problemas neurológicos graves (como tumores cerebrales) así que debe consultarse al especialista si persiste más allá de una infección respiratoria.

5. El gusto

El sentido del gusto consiste en captar las sustancias químicas que están disueltas en la saliva.

5.1. Anatomía del gusto

Los receptores gustativos se hallan localizados en la boca (especialmente en el dorso de la lengua que por eso suele considerarse como el órgano del gusto).

Los receptores gustativos se agrupan formando los botones gustativos que se sitúan en las papilas gustativas (responsables de la rugosidad de la lengua). Cada papila gustativa está especializada en detectar un sabor distinto. Podemos distinguir los siguientes tipos de papilas gustativas:

a) papilas caliciformes, con forma de botón o copa, que se sitúan en forma de V en la parte posterior de la lengua. Perciben el sabor amargo y ácido.

b) papilas fungiformes, con forma de seta, se reparten por toda la superficie dorsal de la lengua, por delante de la V lingual. Perciben el sabor dulce y salado.

c) papilas ciliformes, con forma alargada, se reparten por toda la superficie dorsal de la lengua, por delante de la V lingual. Perciben la textura y temperatura de la comida.

d) papilas foliadas, con forma de hoja, aparecen en los lados de la lengua. Perciben el sabor amargo.







5.2. Fisiología del gusto

Para poder apreciar las sensaciones gustativas es condición imprescindible que las sustancias sápidas sean líquidas, o estén disueltas en la saliva, pues sólo así provocarán que los receptores envíen señales al sistema nervioso central.

Solamente se conocen cinco tipos diferentes de sabores: amargo, dulce, salado, ácido o agrio y umami. Cuando una sustancia no tiene sabor (agua pura por ejemplo), decimos que es insípida.

Hay papilas gustativas que perciben todos los sabores repartidas por toda la lengua y la cavidad bucal pero las papilas detectoras del sabor dulce se sitúan en mayor proporción en la punta de la lengua, las del sabor salado, en la punta y algo más hacia el interior; el sabor agrio es detectado con preferencia en los laterales de la lengua, las sustancias amargas son analizadas en la parte más interna y, por último, las que perciben el sabor umami se halla principalmente en el centro de la lengua.

Es verdad que a nosotros nos parece que existen un mayor número de sabores, pero esto se debe a que casi cualquier sustancia posee distintas moléculas sápidas y, los distintos estímulos son interpretados en el cerebro como una mezcla de sensaciones que dan el sabor propio a cada alimento (a estas sensaciones hay que añadirles las olfativas, el tacto, la temperatura e incluso el dolor). Por eso no debemos confundir el sabor con el gusto.

El mecanismo íntimo de análisis de los sabores por parte de los receptores es todavía un misterio: la glucosa es mucho menos dulce que la sacarosa (disacárido formado por glucosa y fructosa); el almidón no es nada dulce y sin embargo está compuesto por innumerables moléculas de glucosa. Por otra parte, la sacarina tiene un sabor dulce que la hace ser un sustituto de la sacarosa y sin embargo su composición química, ortosulfimida-benzoica, no guarda ninguna semejanza con la anterior. 



5.3. Hábitos saludables del gusto

a) Evitar consumir alimentos o bebidas muy frías o muy calientes, que pueden dañar las papilas gustativas.

b) Cepillarse los dientes y la lengua después de cada comida.

c) Evitar el consumo de alimentos muy condimentados (picantes, salados, etc.).

d) El alcohol y el tabaco disminuyen la sensibilidad de las papilas gustativas.


5.4. Patologías más importantes del gusto

a) Hipogeusia; es la disminución del sentido del gusto, normalmente durante un tiempo determinado. Es importante destacar que la hipogeusia no implica la pérdida total del gusto, solo una disminución de la capacidad para identificar los distintos sabores.

Esta enfermedad puede ser adquirida como consecuencia de algún medicamento o procedimiento médico, una falta de zinc o también puede haber sido heredada. También puede ser consecuencia del consumo excesivo de cigarrillos, drogas y alcohol, y del contacto con algunas sustancias químicas agresivas asociadas a algunos trabajos.

La disminución de la percepción de los sabores incluye a todas las clasificaciones (amargo, ácido, dulce y salado). La hipogeusia suele encontrarse más en las personas de tercera edad.

La hipogeusia puede prevenirse en muchos casos, observando las condiciones laborales y evitando el consumo excesivo de alcohol, cigarrillos y drogas.

b) Ageusia; es la ausencia total del sentido del gusto. El diagnóstico de este trastorno del gusto es complejo debido a que los primeros síntomas no son muy evidentes.

En algunos casos, la ageusia se manifiesta en algunas partes de la lengua. En dichos casos las personas pueden no darse cuenta de su incapacidad por sentir los sabores; puede ser que sientan que los perciben con menor intensidad, pero no lo consideran un trastorno del gusto.

Los pacientes que han sido diagnosticados con ageusia tienden a perder apetito. Aunque la enfermedad en sí misma no es mortal, la pérdida de apetito que se presenta como consecuencia puede generar pérdida de peso y una desmejora en la calidad de vida.

La ausencia total de la capacidad de percibir los sabores es extremadamente rara. Quizá por esta razón hay poca investigación científica al respecto, debido a que existen pocos sujetos sobre los cuales puede investigarse.

Sin embargo, se ha determinado que la ageusia tiende a relacionarse con un daño o interrupción de los nervios craneales asociados al gusto. La ingesta de algunos medicamentos se ha relacionado con la aparición de ageusia. También se ha visto aparición de ageusia en pacientes que han sufrido de trastornos en el oído medio.


c) Disgeusia; es un trastorno del gusto asociado a la percepción sostenida de un sabor metálico y rancio en la boca. Los pacientes diagnosticados con disgeusia dicen sentir también un fuerte sabor amargo de forma espontánea al probar alimentos dulces.

Los pacientes con disgeusia tienden a perder peso y la experiencia de comer resulta muy desagradable, debido a que siempre sienten un sabor amargo en su boca.

Las causas más comunes para la aparición de disgeusia están vinculadas a los tratamientos de quimioterapia y radioterapia y a algunos medicamentos utilizados durante esos procesos.

También pueden ser causantes de disgeusia algunas infecciones bucales generadas por hongos, virus o bacterias. 

Para la disgeusia prolongada es recomendable cambiar los hábitos alimenticios, tomar mucha agua, masticar más lento y variar las comidas para evitar que los receptores del gusto se adapten sabores específicos.

d) Fantogeusia; está asociada a la percepción repentina de algún sabor amargo en la boca, sin haber estímulos externos que puedan haber generado dicha sensación. Es el trastorno del gusto más común. Se trata de una percepción de sabor amargo temporal, no es prolongada como en el caso de la disgeusia.


6. El tacto


El sentido del tacto se halla distribuido por el mayor órgano del cuerpo humano: la piel.


6.1. Anatomía del tacto: la piel

Los receptores táctiles (órgano del tacto) se hallan localizados en la piel, que recubre toda la superficie del cuerpo. La piel está constituida por dos capas: una superficial o epidermis y otra profunda de mucho mayor espesor que es la dermis. Existen además en ella diversos órganos anejos.

La epidermis está formada, como ya hemos estudiado, por tejido epitelial pavimentoso estratificado. Se distinguen en ella, desde su profundidad a la superficie, las siguientes capas:

a) Capa o estrato basal o germinal; formada por una sola capa de células cúbicas en constante división, que son las que van generando una tras otra las demás capas de células situadas encima.

b) Capa mucosa de Malpigio o estrato espinoso; integrada por varias capas de células poliédricas “recién nacidas” que a medida que se elevan se hacen más planas.

c) Capa o estrato granulosa, compuesta por varias capas de células aplanadas, cargadas de gránulos de queratina.

d) Capa o estrato lúcido; capa muy fina compuesta por células muertas, sin núcleo y queratinizadas que todavía no se desprenden.

e) Capa o estrato córnea, que es la más superficial, está formada por varios estratos de células muertas, sin núcleo, totalmente queratinizadas, que se van desprendiendo por descamación con los roces (se desprenden millones de ellas al cabo del día; en algunos casos se desprenden en grupos, aglutinadas por grasa constituyendo la caspa). 


La dermis está formada principalmente por tejido conjuntivo. Su límite de separación con la epidermis no es recto, sino ondulado, formando unos salientes hacia aquélla. La capa más profunda de la dermis, a veces llamada hipodermis, presenta abundancia de células cargadas de grasa, los adipocitos, que forman el panículo adiposo. Por toda la dermis se hallan distribuidos los vasos sanguíneos y los receptores táctiles.

Se pueden distinguir los siguientes tipos de receptores táctiles:

a) receptores táctiles libres; son los más sencillos y constan de una simple terminación nerviosa que se ramifica entre las células de la capa germinal de la epidermis, sin protección ni envoltura alguna. Perciben sensaciones intensas que se traducen en el dolor.

b) receptores encapsulados o corpúsculos táctiles; se caracterizan porque las terminaciones nerviosas que los forman se hallan protegidas por envolturas de distinto aspecto, según el tipo de sensación táctil que pueden apreciar. Entre los corpúsculos táctiles tenemos los siguientes:

· Corpúsculos de Vater-Pacini, de forma ovoidea, son los de mayor tamaño y se sitúan en las capas profundas de la dermis. Perciben la sensación de presión.

· Corpúsculos de Krause, de forma redondeada y mucho más pequeños que los anteriores. Se sitúan en la capa superficial de la dermis. Perciben la variación de temperatura hacia el frío.

· Corpúsculos de Meissner, de tamaño también muy pequeño, son los más abundantes. Se encargan de la sensación de tacto/vibración.

· Corpúsculos de Ruffini, situados profundamente. Perciben la variación de temperatura hacia el calor.


En la dermis también se encuentran las células que dan color a la piel, llamadas células pigmentarias o melanocitos que contienen un pigmento denominado melanina

En la piel podemos encontrar los siguientes órganos anejos:

a) Pelos; implantados en unas depresiones de la epidermis (folículos pilosos)

b) Uñas; diferenciaciones de la capa córnea de la piel (ambos están constituidos fundamentalmente por queratina. Son también estructuras epidérmicas de queratina las pezuñas, garras y cascos de los diferentes vertebrados, la “funda” de los cuernos de los toros, las astas de los ciervos, el cuerno de los rinocerontes así como las plumas de las aves y las escamas de los reptiles.

c) glándulas sudoríparas; responsables de la producción del sudor.

d) glándulas sebáceas, situadas al lado de la raíz de los pelos, que segregan una sustancia grasa que lubrica e impermeabiliza el pelo.

e) glándulas mamarias, que se hallan en número de dos en la región pectoral, siendo funcionales en la mujer durante la época de la lactancia. 



6.2. Fisiología del tacto

Es posible distinguir tres tipos de sensaciones táctiles: mecánicas, térmicas y dolorosas.

Las sensaciones mecánicas o propiamente táctiles, comprenden la de tacto-vibración y la de presión. De la primera son responsables los corpúsculos de Meissner, tan abundantes precisamente en la yema de los dedos. La presión corre a cargo de los grandes corpúsculos de Vater-Pacini (la vibración supone una variación periódica de la presión, de frecuencia variable: que puedan ser detectados distintos movimientos vibratorios implica la existencia de receptores capaces de captar estos estímulos y de transmitir a una alta velocidad estas variaciones).

Las sensaciones térmicas permiten conocer si el cuerpo que entra en contacto con la piel es frío o caliente respecto de la temperatura que aquélla posee, de tal manera que cuando ésta es próxima a la del objeto, no se nota ninguna sensación térmica. Los corpúsculos sensitivos excitables por el frío son los de Krause, mientras que los que aprecian el calor son los de Ruffini. Es muy importante entender que no son termómetros y solo nos marcan la diferencia de temperatura entre nuestra piel y aquello que tocamos.

Toda excitación cutánea muy intensa (presión, frío, una lesión tal como un corte, una quemadura, un golpe, etc.) ocasiona una sensación dolorosa. Estas sensaciones intensas son principalmente recogidas por los receptores libres, que envían señales a la corteza cerebral, la cual las interpreta como dolor. Evolutivamente, el dolor tiene una importancia capital para la supervivencia del individuo, aunque nos parezca sólo un problema que debería evitarse a toda costa.

Hay que insistir en el hecho de que no todo el cuerpo tiene la misma sensibilidad a los estímulos antes citados. Ello se debe a la diferente densidad de corpúsculos en las diferentes zonas corporales y, por supuesto, al número de neuronas de asociación existentes en el cerebro que analicen los impulsos nerviosos procedentes de los receptores. Zonas como las de los labios, la lengua o los dedos de las manos tienen un área sensitiva de corteza cerebral mayor que la que posee toda la espalda. A la representación del espacio dedicado al tacto en la corteza somatosensorial se le conoce como “homúnculo sensorial” (y se ve claramente deformado por la distinta atención que se dedica al tacto según la región del cuerpo).



6.3. Hábitos saludables del tacto

a) Evitar exponer la piel a temperaturas extremas, ya que el frío causa insensibilidad y el calor puede destruir la piel. Si es necesario exponerse a estas temperaturas, hay que tomar precauciones usando guantes y otras prendas protectoras.

b) Evitar tomar el sol en exceso. Si tomamos el sol, hay que hacerlo con cremas de protección solar y evitando las horas de mayor radiación.

c) La piel es una importante barrera defensiva ante infecciones, por lo que es necesario tener una buena higiene y el hábito de ducharse y cambiarse la ropa interior todos los días.

d) No excederse con el enjabonado especialmente si no usamos jabones con pH neutro pues pueden acabar con la flora bacteriana que protege nuestra piel frente a infecciones oportunistas y otros problemas.

e) Consumir agua suficiente para mantenerla bien hidratada (especialmente en situación de alta insolación). En caso necesario es positivo el uso de cremas hidratantes.

f) Usar ropa transpirable y secarnos adecuadamente cuando tenemos una sudoración abundante o nos mojamos.


6.4. Patologías más importantes del tacto y de la piel

En primer lugar vamos a centrarnos en las patologías que afectan propiamente al sentido del tacto:

a) Hiperalgesia; incremento en la sensibilidad dolorosa (cualquier contacto nos ocasiona un dolor intenso). La hiperalgesia puede ser causada por el consumo prolongado de opiáceos o por lesiones en los nociceptores. Muchas veces está relacionada con la alodinia (sensaciones de dolor ante estímulos no dolorosos).

Suele tratarse con antinflamatorios no esteroideos y analgésicos (excepto en los casos producidos por el abuso de opiáceos en los que deben disminuirse).

b) Hipoalgesia; disminución en la sensibilidad dolorosa. Normalmente es reversible y en muchas ocasiones es producida por el ejercicio físico. Esto es muy interesante para aliviar a personas que sufren dolores crónicos.

c) Agrofoestesia; incapacidad de reconocer números o letras por el sentido del tacto.

d) Astereognosia; incapacidad de reconocer objetos conocidos usando el sentido del tacto.

e) Anestesia; ausencia de sensibilidad en determinada zona.


Algunas de las enfermedades más frecuentes que afectan a la piel son:

a) Acné; es un trastorno de la piel que ocurre cuando los folículos pilosos se tapan con grasa y células cutáneas muertas. Causa puntos blancos, puntos negros, granos, espinillas e incluso bultos dolorosos. El acné es más común entre los adolescentes, aunque afecta a personas de todas las edades. Puede provocar problemas de socialización e inseguridad (especialmente en la adolescencia).

En la mayoría de los casos su tratamiento solo requiere extremar la higiene en la zona usando jabón y esponjas suaves. Hay que evitar tocar o reventar los granos pues pueden infectarse y dejar cicatrices. En casos más severos y persistentes es recomendable acudir al médico.




b) Psoriasis; enfermedad de la piel que causa manchas rojas y escamosas que pican, sobre todo en las rodillas, los codos, el tronco y el cuero cabelludo.

La psoriasis es una enfermedad común y de larga duración (crónica) que no tiene cura. Tiende a tener ciclos, con brotes que duran semanas o meses y que luego disminuyen o incluso entran en remisión. Existen tratamientos para ayudar a controlar estos síntomas. Además, puedes incorporar hábitos de vida y estrategias de afrontamiento que te ayudarán a convivir mejor con la psoriasis.

Puede ocasionar problemas estéticos que afecten a la autoestima del paciente con los consiguientes cuadros de ansiedad y depresión.

Parece ser un trastorno del sistema inmune que provoca una regeneración excesivamente rápida de la piel y la consiguiente descamación.



c) Dermatitis; entre esta enfermedad encontramos una variada tipología. Sin embargo, la mayoría de los casos se corresponden con dermatitis atópica, con la que se sufre una inflamación de la piel que provoca quemazón, picor, y favorece la aparición de asmas y alergias. La dermatitis seborreica tiene síntomas parecidos, pero se presenta en las zonas más grasas de la piel con un aspecto más amarillento. Otros tipos se corresponden con reacciones a ciertas sustancias o con la debida a una mala circulación sanguínea, entre otros factores.



d) Melanoma; es el tipo más grave de cáncer de piel, se forma en las células (melanocitos) que producen melanina, el pigmento que le da color a la piel. La exposición a la radiación ultravioleta (UV) de la luz solar o de las lámparas y de las camas solares aumenta el riesgo de tener melanoma por lo que debemos evitar el sol en las horas centrales del día y usar cremas solares de alta protección. Tener la piel clara también es un factor de riesgo al sufrir más daños por la radiación UV.

Los primeros signos y síntomas del melanoma suelen ser:

a) Un cambio en un lunar existente.

b) La formación de un nuevo bulto pigmentado o de aspecto inusual en la piel.

Por lo general, los lunares normales son de color uniforme, como tostado, marrón o negro, y tienen un borde nítido que separa el lunar de la piel que lo rodea. Son ovalados o redondos y, a menudo, tienen menos de un cuarto de pulgada (alrededor de 6 milímetros) de diámetro, el tamaño de una goma de lápiz. Para ayudarte a identificar las características de los lunares inusuales que pueden indicar melanomas u otros tipos de cáncer de piel, piensa en las letras ABCDE:

· La letra "A" representa la asimetría. Busca lunares con forma irregular, como dos mitades que tienen un aspecto muy diferente.

· La letra "B" representa el borde irregular. Busca lunares con bordes irregulares, cortes u ondas, características de los melanomas.

· La letra "C" representa los cambios de color. Busca crecimientos que tengan muchos colores o una distribución desigual de estos.

· La letra "D" representa el diámetro. Busca nuevos crecimientos en lunares que tengan más de ¼ de pulgada (alrededor de 6 milímetros).

· La letra "E" representa la evolución. Busca cambios en el tiempo, como un lunar que crece de tamaño o que cambia de color o de forma. Los lunares también pueden evolucionar para desarrollar nuevos signos y síntomas, como picazón o sangrado.


Como en todos los cánceres es importante su detección y tratamiento temprano para evitar su diseminación a otras partes del cuerpo.


e) Quemaduras solares; el exceso de sol sobre la piel o una exposición sin la protección adecuada pueden provocar quemaduras por nuestro cuerpo que además de causar el levantamiento de la piel, a la larga también podrían derivar en melanoma.

Debemos prevenirlas evitando el sol en las horas centrales del día y con cremas solares de alta protección (especialmente si nuestra piel es clara). En caso de que la quemadura ya se haya producido debemos intentar eliminar el calor excesivo de la piel con compresas frías.


f) Verrugas; las produce el virus del papiloma humano (VPH) y se presentan como un trozo de piel en relieve duro y de un color más oscuro que el resto de la zona donde tiene lugar. Se transmiten por el tacto así que debe evitarse tocarlas. Algunos tipos se transmiten por vía sexual.

Consiste en uno de los problemas dermatológicos que más afecta a la población. Las comunes que suelen aparecer en manos y dedos suelen curarse con el tiempo. En algunas ocasiones si es persistente se recurre a la cirugía, aunque la mayoría de las veces se queman.

Solo en casos muy raros puede generar tumores malignos o indicar problemas de inmunodepresión. Si persisten en el tiempo, rebrotan con frecuencia o sufren cambios significativos es aconsejable ir al médico.


g) Urticaria; la provocan, sobre todo, las alergias a los alimentos, medicamentos, sustancias que tocamos, …. Está reacción provoca la liberación de sustancias químicas, como la histamina, que provocan la inflamación de la piel y la aparición de las ronchas.

Es más común durante la infancia y la adolescencia y se trata con medicamentos que disminuyen esta respuesta inmune como los antihistamínicos e antiinflamatorios.


h) Pie de atleta; es una infección fúngica que generalmente comienza entre los dedos del pie. Los signos y síntomas del pie de atleta son una erupción que puede causar descamación y que generalmente provoca picazón, escozor y ardor. El pie de atleta es contagioso y se puede propagar a través de pisos contaminados, toallas o ropa.

El riesgo que presentas de tener pie de atleta es mayor en los siguientes casos:

· Con frecuencia, usas medias húmedas o zapatos muy ajustados

· Compartes esteras, alfombras, ropa de cama, ropa o zapatos con alguien que presenta una infección fúngica

· Caminas descalzo en lugares públicos donde la infección puede propagarse, como vestuarios, saunas, piscinas y baños y duchas comunitarios.

Los siguientes consejos te pueden ayudar a evitar el pie de atleta o aliviar los síntomas si hay infección:

· Mantener tus pies secos, especialmente entre los dedos. Estar descalzo para airear tus pies todo lo que puedas mientras estás en casa. Secar la zona entre los dedos luego de un baño o una ducha.

· Cambiarte las medias o calcetines regularmente. Si tus pies están muy transpirados, cámbiate las medias dos veces al día.

· Utilizar zapatos livianos y con ventilación. Evitar usar zapatos hechos con materiales sintéticos, como vinilo o goma.

· Alternar los zapatos. No uses el mismo par de zapatos todos los días para que puedan secarse bien.

· Proteger tus pies en lugares públicos. Usa sandalias o zapatos para el agua cuando estés en piscinas públicas, duchas y vestuarios.

Se puede tratar con medicamentos antifúngicos pero, como la mayoría de las enfermedades producidas por hongos, el tratamiento es lento y prolongado en el tiempo. Si no se extreman las precauciones no es nada raro que la infección vuelve a aparecer.

Y con esto hemos terminado el tema de los sentidos.




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